El lunes pasado me telefoneó desde Lima mi amigo Adam Chlimper, para informarme de que al Diario El Comercio había celebrado una frase que utilicé en la conferencia que dicté la semana pasada en el Banco Central de Reserva. La frase en cuestión no es de cosecha propia, su autor es el Prof. Edward Leamer, uno de los econometristas de mayor prestigio , y de quien tuve el privilegio de ser alumno en UCLA allá por 1977. Años después también fue profesor de al menos cuatro economistas peruanos : Iván Alonso, Pepe Arista, Eduardo Morón y Miguel Savastano.
La cita textual de Leamer en inglés es : “There are two things you are better off not watching in the making: sausages and econometric estimates”. Recuerdo otras dos frases célebres con el mismo espíritu auto-derogatorio. El mismísimo Keynes dijo en una ocasión: “Prefiero acertar vagamente, que errar con precisión”. Por su parte, Henry Theil , pionero de la Econometría - y durante décadas catedrático de la Universidad de Chicago - concluye el prólogo de su libro de texto con la siguiente frase lapidaria : “ Se requiere madurez para comprender que los modelos econométricos hay que usarlos pero sin llegar a creer en ellos” (Henry Theil . Principles of Econometrics (1971), Introducción, pág. vi).
Así es , la Economía es probablemente la única disciplina en la que dos profesionales pueden compartir un mismo premio Nobel por proponer dos teorías completamente opuestas , como fue el caso con Gunnar Myrdal y Friedrich Hayek a los que se les otorgó el Nobel ex-aequo en 1974 . No en vano hace más de un siglo el ensayista , y sátiro social de le Inglaterra victoriana , Thomas Carlyle bautizó a la Economía como “dismal science”, que podríamos traducir como “ciencia lúgubre” o "ciencia blanda".
Desde hace doce meses, con el chaparrón de gota fría que está cayendo – baño de humildad para un colectivo en el que escasea - la profesión está de capa caída y los ánimos están bajo tierra. Paul Krugman, el premio Nobel de Economía del 2009 acaba de publicar en el NYT un artículos demoledor sobre algunas de las teorías en boga durante las últimas cuatro décadas. Se titula “¿Cómo se pudieron equivocar tanto los economistas?”.http://www.nytimes.com/2009/09/06/magazine/06Economic-t.html?_r=1&pagewanted=1
Recuerdo que , allá por el final de los ochenta , me dijo mi amigo y extraodinario economista Guayo Paredes : “ Lago , ¿ Qué te pasa? , cuando vienes a Lima parece que eres más partidario del mercado que cuando regresas a Washington” . Creía yo , por aquel entonces , que en el Norte , los principios básicos de la economía de mercado era incuestionables y para siempre “como los diamantes” que diría James Bond . Resulta ahora que en algunos países desarrolladas han hecho saltar por los aires pilares básicos de la economía de mercado, primero con los excesos y luego socializando las pérdidas .En otras palabras , populismo puro y duro . Es sorprendente que después de la orgía financiera, el Presidente Obama esté teniendo que navegar contra viento y marea para implantar algo tan elemental en cualquier sociedad avanzada como el acceso universal al seguro para tratamiento médico – la reforma más necesaria en los EEUU no solo por equidad sino también por eficiencia económica.
A mi juicio, el argumento de mayor peso que esgrime Krugman en dicho articulo es que , en las últimas cuatro décadas, la academia ha primado el uso (o más bien abuso) de las matemáticas en la Economía , descuidando cada vez más la intuición, la lógica y el razonamiento económicos. De tal suerte que, el estudiante acaba creyendo que “sus ecuaciones” son el mundo real y no al revés. Demos un si rotundo a la Econometría y los modelos matemáticos, pero, como todo en la vida , con moderación.
En la universidad y al inicio de mi carrera profesional fui forofo de la econometría .En mis años de funcionario público de la Secretaria de Hacienda de México incluso diseñé y estimé un modelo macroeconómico de la economía mexicana*. Con la experiencia profesional que dan los años , no obstante , cada vez pesa más la advertencia del Maestro Theil . Me he convencido de que , en nuestra “ciencia lúgubre” , hay que desconfiar de los esquemas mecanicistas por su simplismo . Respetemos la complejidad del mundo real y tengamos presente “la ley de las consecuencias no anticipadas” que nos regaló el Siglo de las Luces .Como dice un refrán inglés: “el camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones” y abundantes ecuaciones, añadiría yo.
La analogía entre la Econometría y las Salchichas - hoy especie de “humor en tiempos de gripe porcina” - parece que gustó . Lo que me anima a obsequiarles con catorce chistes sobre economistas. Dedico cada chiste a uno de catorce profesionales peruanos (son dedicatorias “ad hoc” , el chiste se acopla de alguna manera a cada profesional ) y a los muchos amigos que he cosechado en el Perú durante los últimos veintidós años .Varios de los chistes provienen de la recopilación realizada por el economista finlandés Pasi Kuoppamäki . El lector interesado puede encontrar éstos y muchos más en el sitio de Internet (http://netec.mcc.ac.uk/JokEc.html)
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*Lago Gallego, Ricardo V. (1991), “Programación financiera y política macroeconómica: un modelo financiero de la economía mexicana” .Centro de Estudios Monetarios Latino Americano (CEMLA), México D.F. http://isbndb.com/d/book/programacion_financiera_y_politica_macroeconomica.html
ANEXO
CHISTES SOBRE ECONOMISTAS
1. ¿Por qué creó Dios a los economistas? Para que la gente pueda apreciar la calidad de los pronósticos del “ hombre del tiempo “. (Al meteorólogo peruano Abraham Levy)
2. ¿En qué se parece un economista a una corbata? Ambos son completamente inútiles pero en Wall Street estás mal visto si no utilizas ambos. (A Susana de la Puente que ha tenido que sufrir a tantos economistas en sus años de banquera de inversión en Wall Street).
3. ¿Cual es la diferencia entre un economista y un econometrista? Ambos reciben un sueldo por producir pronósticos que siempre fallan, la diferencia es que el econometrista usa la computadora y el economista no. (A mi amigo Juan Carlos Hurtado Miller - cuyos seis meses de Premier en 1990 -91 fueron tan decisivos para el futuro del Perú - chiste digno de su repertorio).
4. Hablar es gratis: la oferta excede siempre a la demanda .Una variante, de su cosecha propia, es la célebre frase de mi amigo y destacado economista Roberto Abusada : “también los hay que maximizan la cantidad de palabras por unidad de idea”.
5. Los Economistas han pronosticado 9 de las últimas 5 recesiones. (A Jaime de Althaus que nunca queda convencido por los argumentos de los economistas a los que entrevista).
6. “Las estadísticas económicas son como un bikini, lo que muestran tiene cierta relevancia, pero lo que esconden es vital”. Frase atribuida al Prof. Frank Holmes, Victoria University, Wellington, Nueva Zelanda . (Aunque Frank Holmes debe habérselo escuchado a Aldo Mariátegui).
7. ¿Por qué los economistas presentan pronósticos de la tasa de crecimiento del PBI con precisión de hasta dos decimales? Para demostrar que tienen buen sentido del humor. (Al columnista de La República Humberto Campodónico por sus apreciaciones sobre el cálculo del rubro de “otros servicios” por cuenta del INEI).
8. Un econometrista y un astrólogo discuten sobre la capacidad de predecir el futuro de sus respectivas disciplinas. El astrólogo argumenta la superioridad de su ciencia: “nosotros acertamos en la mitad de nuestros pronósticos, ustedes fallan en más de la mitad”. El econometrista se defiende diciendo “ya pero eso es culpa de los “shocks “externos… los astros no están sujetos a éstos”. (A Felipe Ortiz de Zevallos, un chiste así solo se le ocurre a él).
9. Un economista es un tipo que no sabe de lo que está hablando y además hace sentir a su interlocutor que no le entiende porque es un ignorante y un bruto. (A Cecilia Blume pues presiento que lo piensa cada vez que habla con economistas).
10. Tres econometristas van de cacería y de pronto sale un ciervo. El primero dispara y falla; la bala pasa un metro a la izquierda del ciervo. El segundo también falla; la bala pasa un metro a la derecha. El tercero, en lugar de disparar, grita: “es nuestro, es nuestro, lo atrapamos”. (Seguro que Patricia Teullet hubiera pedido o la cabeza del ciervo o si no la del tercer econometrista)
11. Un (una) economista es alguien que dice que domina 100 formas distintas de hacer el amor pero no consigue ninguna voluntaria (voluntario) que esté por la labor. (Para el programa de TV de Jaime Bayly en Frecuencia Latina ).
12. Santa Claus, los Reyes Magos, un economista, y un borracho caminan por una calle y de repente los cuatro ven en el suelo un billete de 100 soles. ¿Quién se lo lleva al bolsillo? El borracho, por supuesto, los otros personajes son todos mitológicos. (Pertenece a las expresiones con trademark Manuel Romero Caro) .
13. Primera Ley de la Economía: Por cada economista, existe otro economista con la opinión exactamente contraria. (Por ejemplo, Waldo Mendoza y Ricardo V. Lago ).
Segunda Ley de la Economía : Ambos están en el error. (Con saludos a Waldo, que se dignó a asistir a mi conferencia, a pesar de nuestros diferentes puntos de vista , gesto que valoro).
El almacén es subterráneo y está a oscuras por corte de electricidad. A su turno, cada uno entra en el almacén y cierra la puerta, para que no se escape el supuesto ratón.
El matemático analiza todas las posibilidades con ecuaciones complejísimas, de tanto análisis sin éxito acaba estresado en tratamiento psiquiátrico.
El econometrista entra en el almacén , con ademán de autosuficiencia , se pasa dos horas dando manotazos a diestra y siniestra y al final grita en júbilo “agarré al maldito roedor, lo tengo atrapado por el pescuezo “.
(¿Quién mejor que Roberto Lerner para tratar a los tres profesionales y así recuperarlos para su reinserción productiva en la vida civil?).
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