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Ricardo V. Lago
INVITADO POR EL DIRECTOR
LIMA Emplazo, a quien tenga curiosidad por el tema, a que analice la evolución de los balances del BCR y la FED durante los últimos doce meses. La tendencia es clara. En abril del 2008, por cada sol de pasivos del BCR, la FED tenía 20 dólares. Hoy, por cada sol, la FED tiene 60 dólares de pasivos. Un dólar (de "base monetaria"[1]) ha pasado a ser tres veces más abundante que un sol.
A futuro, algunos creen que, llegado el momento, el presidente de la FED, Ben Bernanke, va a poder cerrar el acordeón con la misma celeridad con la que lo abrió. Yo no lo creo; retirar dinero de circulación es siempre menos fácil que imprimirlo. Incluso suponiendo que Bernanke tuviera éxito en cambiar la música de polka a vals, no creo que las parejas de baile vayan a cambiar de paso en sincronización con el cambio de ritmo. En política monetaria hay desfases entre la aplicación del instrumento de política (en este caso la oferta monetaria) y la incidencia final en los objetivos de política (la inflación). El famoso "lag friedmaniano" del que hablan los libros de texto.
El viernes 8 de mayo, el BCR tuvo que salir al mercado cambiario a comprar US$68 millones para poner un tope a la revaluación del sol con respecto al dólar. Aun así, el dólar cerró el día a S/.2.95; es decir, 0.25 más barato que hace dos meses. Por tanto, desde entonces el sol se ha revaluado alrededor de 8%. Mi pronóstico es que esta tendencia continuará: el sol seguirá en ascenso y el dólar en descenso. Fundamento este pronóstico en la debilidad actual y futura previsible de las cuentas fiscales y monetarias de los EE.UU. en relación a sus homólogas del Perú.
La FED está emitiendo dólares a gran escala con tres objetivos: (1) evitar la deflación (una caída del nivel de precios); (2) coadyuvar a que no se deteriore más la situación patrimonial de los bancos (la FED les canaliza dinero a casi cero de interés y los bancos prestan al 4% o 5%); y (3) tratar de impedir que suban desmesuradamente las tasas de interés en las abultadas emisiones de bonos de deuda publica, saliendo a comprar (imprimiendo más dinero) una parte de las frecuentes y cuantiosas emisiones. Este proceso de monetización de la deuda pública continuará durante los meses y probablemente (uno o dos) años venideros. Será secuela inevitable de los cuantiosos déficits que resultan del activismo del gasto público para combatir la maxi-recesión o mini-depresión que viven los EE.UU. y la mayoría de los países. Se calcula que en el año fiscal 2009/2010 el déficit federal de los EE.UU. alcance los US$1.8 billones, lo que representa 12% o 13% del PBI. El jueves, la subasta de bonos del Tesoro a treinta años fracasó (por falta de suficientes compradores a tasas de interés tolerables) y tuvo que entrar en escena la FED a comprar. En algún momento, la economía de los EE.UU. pasará del pánico a caer en la deflación a la realidad de la inflación. Será difícil que la FED pueda prevenir ordenadamente esta indeseable transición, sobre todo en vista del desequilibrio continuado de las finanzas públicas.
En contraste, el Perú parte de una posición fiscal/monetaria sólida: el sector público consolidado es acreedor internacional neto; las reservas del BCR son elevadas y en aumento; el presupuesto público no va a registrar un déficit significativo; y las exportaciones ya tocaron fondo en marzo.
El BCR puede decidir a qué tasa quiere que crezca la cantidad de soles que circulan en la economía. Al hacerlo, pondrá especial empeño en que las tasas de inflación e interés no excedan niveles tolerables. Lo que, a su vez, limitará el volumen de compras de dólares y por tanto el nivel del tipo de cambio dólar/sol. Lo más verosímil es que tenga que permitir que el sol se revalúe. Además, en cierta forma, se verá forzado a hacerlo, porque, en caso contrario, la economía peruana acabaría importando la inflación, que a mi entender se viene por delante en los EE.UU. (que en 18 o 24 meses podría exceder el 10% anual). De ahí mi pronóstico hace un par de meses en este diario de que no habrán transcurrido 18 meses antes de que veamos el dólar a S/.2.5 e incluso por debajo.
Los exportadores -y las empresas de sustitución de importaciones- no tienen por qué preocuparse por la competitividad, ya que la revaluación del sol frente al dólar estaría compensada por una menor inflación en Perú que en los EE.UU. Es decir, la competitividad la determina el tipo de cambio real, no el nominal. Quien tenga depósitos o dólares bajo el colchón, que no piense que está asegurado contra el riesgo cambiario, pues se puede llevar la sorpresa de que sus dólares cada vez compren menos soles. Razón por la que me aventuro a predecir que se desdolarizará progresivamente el sistema bancario peruano. Como diría un "trader", llegó la hora de estar largo en soles y corto en dólares .
[1] Es como se denomina en la jerga macroeconómica al pasivo del balance monetario de un banco central.
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